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RITA INDIANA

Rita Indiana es una verdadera artista de culto. Además de una obra literaria que se mueve entre la ciencia ficción y el Caribe queer, su música con Rita Indiana y Los Misterios le dio un nuevo aire al merengue dominicano, con un sonido alimentado por la electrónica y el punk. Hablamos con ella desde su casa en Puerto Rico sobre la influencia del metal en su vida, sobre el hecho de ser madre y sobre su regreso a las grabaciones después de años concentrada en sus novelas.

Episodio 175: Rita Indiana

Es imposible ubicar a Rita Indiana en un solo sector de las artes. Su versatilidad cubre todo lo que hace, pero se destaca por su obra literaria, ciencia ficción caribeña y novela desenfrenada que la ha convertido en parte del Zeitgeist latino. Lleva 10 años viviendo en Puerto Rico – el primer lugar del mundo donde se publicó su literatura – y es vecina de Eduardo Cabra, el ganador del Grammy Visitante de Calle Trece, con quien ha regresado a la música luego del apabullante éxito de ‘El Juidero’, una obra musical de culto, cargado de calor, merengue, thrash y punk.

Entrevista en Video – Canal 13

Los 7 años de ausencia terminan esta semana con su canción ‘Como Un Dragón’, en la que abre, como es costumbre, un abanico puntudo e inesperado de sensaciones audiovisuales, dirigido además por su esposa, Noelia Quintero Heredia y con la post producción de una pequeña pero importante productora audiovisual colombiana llamada Diptongo.

En esta charla Rita habla de #metoo, de Dave Chappelle, de la vida en pareja, de la pandemia, de Iron Maiden, thrash, punk, reggaetón y merengue.

Video – “Como un Dragón”

Rita Indiana – Como un Dragón

MARIN: ¿Cuánto lleva casada?

R: 11 años.

M: ¿Es lo mismo que una relación heterosexual?

R: Yo creo que sí, los roles se intercambian. Bueno, las relaciones heterosexuales también, ¿no? Un día a uno le toca una cosa y al otro otra, un día una tiene mal humor y al otro le toca la otra, un día alguien lava los platos y al otro día le toca a la otra…toca ser democrático como en cualquier relación, pero el amor de dos mujeres es bien intenso. Son dos círculos pre menstruales…todo ese tema al doble. La locura en la casa.

M: y en estas épocas, como persona y como pareja, ¿cómo ha sentido usted el enclaustramiento?

R: Ha sido interesante, porque tenemos tres hijos y dos perras, y estamos en un apartamento, con bastante espacio, pero un apartamento al fin…entonces salimos a pasear las perras, nos inventamos jugar UNO, trivial, videojuegos, hacer música, hacer videoclips. Estamos con el taller en la casa y está todo el mundo aprendiendo, viendo muchas películas viejas, mucho “western”, tratando de pasar el tiempo y de trabajar. Tratando de aprovechar el tiempo lo más que se pueda, pero harta y cansa, y enloquece.

M: Y lanzando canciones también…

R: Es un poco loco, ¿verdad? Lanzar música en medio de una pandemia…pero prefiero lanzar música y no quedarme con ella guardada, pa’ que la gente tenga cosas que ver y oír y pueda divertirse también, en este momento tan raro y tan difícil.

M: ¿Cuánto tiempo tuvo guardada ‘Como Un Dragón?

R: ‘Como un Dragón’ está lista desde navidad, pero estábamos esperando que termináramos de hacerle pos producción al vídeo, que dirigió Noelia Quintero Herencia, mi compañera, y que hicimos en co producción con Diptongo, una compañía colombiana, que se encargó de la animación 3-D. Una colaboración con la que estoy muy agradecida porque quedó super chula. Estuvimos un tiempo esperando a que estuviera el vídeo listo.

M: ¿Cómo llegaron a Diptongo?

R: Las redes de un amigo, Emil Medina, un productor de aquí que ha trabajado con Bad Bunny y es un tipo súper profesional, me recomendó a Sebastián Mejía y me dijo que hablara con él. Hay mucha colaboración entre Colombia y Puerto Rico por estos días en cuestiones de pos producción, de filmación, también con el mundo musical puertorriqueño…

M: El ejemplo son ustedes, Balvin y Bad Bunny, ¿no?

R: Hay muchos vasos comunicantes entre nosotros. En todas las artes, entre Colombia y el Caribe, aunque Colombia también es Caribe, yo lo entiendo así. Hay una química muy chula. Me pasa con el boricua, me pasa con el cubano y me pasa con el colombiano. Me siento muy a gusto trabajando con ustedes.

Escuche el podcast con Rosalía

M: ¿De dónde nace el espíritu del vídeo?

R: La idea que trabajó Noelia era de un laboratorio. A mi me bautizaron como ‘La Montra’ en mi país, que es “la monstrua”. Queríamos traer ese personaje en vídeo. Ver a la Montra en su

laboratorio, creando sus experimentos musicales o de cualquier otro tipo. Hay muchas otras referencias que utilizo, pero ese es el esqueleto.

M: Leía en el comunicado que hay algo de Os Mutantes y de Maiden en la construcción de la canción. ¿Cómo conectan esos mundos?

R: Esa soy yo, esa mezcla de gustos. A los 12 años ya estaba metida en lo que era el thrash y el punk, pero oía merengue en mi casa sin que mis amigos lo supieran (risas)…mi música es eso. Una mezcla de todas esas cosas que me gustan. Y este disco viene bien potente, trae punk, post punk y mucho metal, pero mezclado con todos estos ritmos afrocaribeños, y hay mucha teatralidad también, a eso me refería con Iron Maiden: a esa teatralidad de Maiden en escena, del monstruo, del maquillaje, como King Diamond, que también me gusta y ya es un poco más oscuro, pero explorar ese mundo desde lo tropical…ahí está ese mashup de cosas.

M: ¿Cómo llegó al thrash?

R: Yo ni sé cómo llegué al thrash…había una tienda en Santo Domingo que se llamaba el skateboard shop, ahí estaba todo el “hangueo”. Todos los que montaban patineta andaban por ahí…yo creo que vendían una camiseta al año (risas)…pero era un centro cultural orgánico pa todos los “outsiders”…yo llegué oyendo Guns n’ Roses y cositas así, y entonces, los tigres que estaban empezaron a recomendarme Slayer, Metallica, Megadeth…y por ahí empecé a explorar cosas más ácidas…Dead Kennedys, Minor Threat, un sinfín de cosas. De mano en mano, como era antes. Todo era un objeto.

M: ¿Cómo se vive por fuera de la idiosincrasia del caribe, bajo esas reglas del metal y del hardcore? ¿Sabiendo que prima el calor y el folclor y que se es minoría?

R: A nosotros nos perseguían. Hubo una persecución bien interesante a finales de los ochenta, como un escándalo, un pánico en la televisión. En la televisión, en un programa que todo el mundo veía, apareció un presentador mostrando discos de Judas Priest, mostrando sus portadas, y la gente se puso como loca. Mandaron a la policía a perseguirnos si llevábamos camisetas de Maiden, de Bob Marley…nos daban camisetas blancas cuando llevábamos camisetas negras… parece una novela de ciencia ficción. Te cortaban el pelo…fue el pánico del heavy metal, y lo cuento en uno de mis libros.

M: ¿Había mucho racismo en Dominicana?

R: Hay mucho racismo. Hay una desigualdad terrible. La clase trabajadora es toda de piel oscura, y la pasa bien mal. El racismo en República Dominicana es muy interesante porque hay un negro que no se acepta negro, tiene un montón de palabras para decir su color sin usar la palabra ‘negro’, porque ‘negro’ es casi un insulto. Y los negros son los haitianos, no nosotros…es para tirarse dos libritos hablando de eso. Yo vengo de la isla del caribe que está partida en dos. Dos naciones partidas por el colonialismo. No fue un proceso natural. Fue una frontera que alguien más dividió. Coge tú esto, esto es pa’ los franceses, y esto pa’ los españoles. Entonces es una relación extensa, mucha injusticia, hemos tenido trabajadores haitianos desde hace muchas décadas, que han tenido muchas dificultades. Trabajadores de la caña, de la construcción. Hay un nuevo nacionalismo, muy xenófobo, bastante cruel y violento, pero también hay mucha gente que no se va por ahí y que está aprendiendo a ser más tolerantes, aprendiendo a entender que estos vecinos que vienen a hacer el trabajo que no queremos hacer merecen la dignidad de un documento que diga de dónde son. Y en términos musicales, son una isla súper rica, y encuentras cosas que son mezclas, cosas de Haití que también están en República Dominicana, porque las cosas pasan por la frontera y los ritmos africanos que heredamos pasan por la frontera sin pasaporte.

M: ¿Por qué se demoró tanto en hacer un nuevo álbum?

R: Porque yo venía del “underground”, de la literatura, de las artes conceptuales, y me metí a hacer música popular con ‘El Juidero’ y le fue súper bien. Y yo no estaba lista para bregar con lo que significaba ser una figura de la música popular en ese momento. Era demasiado exigente, mucha exposición, mis hijos estaban pequeños…también porque quería dedicarle tiempo a la literatura, y son como dos canales ahí que hasta el momento no han podido hacer las dos cosas al mismo tiempo. Entonces escribí un par de novelitas que tenía ahí en el cuerpo y que tenía que tirar, y ahora regreso de la mano de Eduardo Cabra (Visitante), que tenía tiempo pidiéndome que le metiera mano a un disco…y aquí estamos.

M: ¿Cómo se encuentra con Eduardo?

R: Eduardo es mi vecino, entonces nos vemos en el mismo barrio, muy a menudo. Habíamos tenido la conversación de grabar otro disco y cuando estuve lista lo llamé y le dije, “vamos a hacerlo”. Ha sido un proceso bien interesante, es un buen ser humano y un tipo muy talentoso. A veces llegaba con una idea clara de cómo hacer las cosas, a veces llegaba sin ideas a proponerle que hiciéramos algo de la nada. Ibamos poniendo un Tetris…a veces simplemente le decía, “móntate una pista, y yo me encaramo encima de eso”…fueron muchos experimentos distintos, hicimos muchas cosas…fue chévere porque no nos amarramos a un método particular. Fluíamos. Hacíamos cosas súper rápido.

M: Cuando estaba escondida de los amigos oyendo merengue, ¿qué era lo que escuchaba?

R: por esa época lo que estaba de moda era la Coco Band. Era a comienzos de los noventa. Estaba de moda este merengue que era más rápido todavía, que cantaba súper nasal, bien falso, pero también lo que ponían en la radio: Wilfrido Vargas, Johnny Ventura, mis favoritos. No era la época dorada de ellos, porque esa época fue la de los ochenta. Bonny Cepeda…los Hijos del Rey, Fernandito Villalona, por supuesto…toda esa gente que transformó el merengue de una cosa abigarrada, de salón, del Trujillato, y lo llevaron a la calle y lo convirtieron en algo verdaderamente urbano.

M: ¿En algún momento se le ocurrió por aquella época que usted iba a conectar el thrash con el merengue?

R: No, porque eran mundos bien opuestos. Que te dijeran “merenguero” en el “hangeo” del metal era un insulto. Oir pop tampoco era aceptable. La misma internet ha ayudado a la gente a salir de esos munditos y probar otras cosas, a pesar de que tengas un gusto particular fuerte. Cuando me lo imaginé dije: “vamos a hacerlo”.

M: ¿En qué momento le estalla ‘El Juidero’?

R: Cuando los Misterios se volvieron un fenómeno, tocábamos 3 o 4 veces a la semana. Era bien intenso, y le decíamos que sí a todo. A mi me cansó. Ya tocar, como tocan los merengueros, que de verdad que mis respetos – que a veces tocan hasta tres veces en una noche -, yo no podía más, porque me gusta el trabajo de estudio, que se parece más a escribir, a estar ahí, creando tranquilo tus propias cosas…La viajadera en “guagua” por todos los pueblos de República Dominicana a las 4 de la mañana…yo no estaba “ready” pa ese fuego. Esa es una de las razones. Pero sobre todo la exposición, que era demasiado. Tener que estar mostrando mi carota en la prensa y en la tele y todo eso.

M: ¿siente usted que en esa época pasaba con el merengue entre esas tribus del metal y el thrash y el punk lo mismo que pasa hoy en día con el reggaeton?

R: Definitivamente. Me da mucha gracia ver a merengueros como Johnny Ventura hablando mal del dembow, del reggaeton o del trap, porque así se habló de ellos. Se les olvida que en algún momento ellos fueron los transgresores, eran ellos los que estaban haciendo una música que para la generación anterior era un disparate, o repetitiva, y siempre hay esa punta de lanza en la música popular con alguien que está haciendo música, por el lenguaje, por el tipo de música que transgrede lo establecido y la gente le cae encima. Pero siento que ya la división no es tan fuerte ni tan agresiva entre esos pequeños mundos, porque conozco jóvenes que oyen de todo con muchísima más libertad que nosotros hace veinte años. Cuando yo empecé a descubrir cómo, por ejemplo, Johnny Ventura llegó a hacer el merengue que hizo, de la forma en que lo hizo, supe que era un ruptura total, en especial porque no tenía dinero para poder hacer el merengue como se estaba haciendo antes: con una estructura tipo “big band”, casi de jazz, de salón. Y Ventura hace la que considero es la cosa más punk que se haya hecho en el mundo del merengue: montar una estructura de DIY (Hazlo Tú Mismo), con los panas que cupieran en el carro camino al concierto. No podía ir más nadie. “Tenemos trompeta, bajo, tambora, y no hay más ná’ porque eso es lo que cabe en el carro”, entonces esa locura a mi me parece lo más punk rock, al igual que la actitud, la forma de vestir…el mismo Wilfrido, su presencia en televisión era súper agresiva, movía mucho el micrófono…ahí tal vez sí empiezo a ver los vasos comunicantes entre el hardcore, el punk y el merengue que transgredió en los ochenta.

M: ¿Usted cree que el reggaetón es mala música?

R: Yo no creo que haya mala música. ¿Quién soy yo pa’ decirle a alguien que oye su reggaetón, y que eso es lo que lo mueve y lo hace levantarse, y gozar perrear, joder y estar vivo, qué le voy a decir yo que eso es una mierda? La música es pa’ sentir y pa’ que el ser humano no se vuelva loco. Hay barbaridades que están mal producidas, mal hechas, mal escritas…o me hacen reír, o tienen un “kick” que me hace bailar, o lo que sea…seguro habrá alguien al que esa mierda le encanta. Yo eso lo respeto.

Escuche el Podcast con Draco Rosa

M: ¿Cómo está Argenis? (Personaje famoso de la literatura de Rita en su novela ‘Hecho en Saturno). ¿Va a volver Argenis o no?

R: (Risas) Yo a Argenis le he dado bien duro en las últimas novelas. Pero Argenis va a volver. En una tercera novela le voy a dar unas vacaciones del “chucho”, como dicen por aquí, a ver si se redime. Es un personaje muy querido, pero mis lectores lo odian. Me preguntan, “¿Cómo es que te inventaste un hombre maltratante, adicto, que no vale un peso, que es un inútil?” Pero lo quiero muchísimo, como quiero a todos mis personajes.

M: ¿Qué películas del oeste andan repasando?

R: Estoy con mis hijos dándome un festival de películas que no conocía y también los más clásicos, en blanco y negro: Stagecoach, 3:10 To Yuma, Red River…no soporto mucho a John Wayne porque con esa cara de papá tan gringo me desespera, aunque me gustan las películas. Yo soy más de Spaghetti Westerns, en estos días volvimos a ver ‘El Bueno, El Malo Y El Feo’ con mis hijos. Vimos una que nunca había visto, que se llama ‘Red Sun’, con Toshiro Mifune, que trabaja siempre con Kurosawa de Samurai, y que tiene a Alain Delon, el francés y a Richard Bronson. Es como el “mashup” de la historia, esos tres universos que se juntan en Red Sun.

M: ¿Dónde empieza su cariño por las películas del oeste?

R: Yo me crié en casa de mis abuelos, con mi mamá, porque mis padres se divorciaron cuando era pequeña, y uno de mis tíos se vestía como Clint Eastwood. Era como una obsesión. Mi tío Otto era mi adoración, y andaba con un sombrero de piel de vaca y tenía un Mustang desbaratado, con el pelo largo…mi papá tenía una colección de botas. Hay una fijación con los hombres, los baby boomers y la cuestión de los vaqueros. A mi me gusta mucho hablar de esto, porque el otro día conversábamos sobre el trap y el hip hop, y pensábamos que es una especie de western…esa ficción de las armas, los robos y el dinero…son como westerns urbanos contemporáneos.

M: ¿Se siente activista política?

R: Yo respeto mucho ese término, y se usa mucho conmigo porque soy lesbiana, porque soy artista y porque hablo mucho de estas cosas, pero no me considero activista porque tengo muchos amigos que lo son, y entiendo que hacen un trabajo de educación, de marchar, de organizar que yo no hago, yo hago un trabajo cultural. Y si hago algo de propaganda a favor de las cosas que creo en ese trabajo, pues está bien. Pero no me considero activista de profesión porque hay gente que conozco que lo es concienzuda.

M: ¿Qué tiene que tener un artista para ser un activista de verdad más allá de la visibilidad?

R: Yo te puedo contestar eso diciendo que alguien a quien considero un activista es a Rubén Albarrán, de Café Tacuba. Rubén Albarrán es una persona que está constantemente siendo aliado de distintas luchas y comunidades de forma agresiva, permanente, con un discurso súper claro sobre estas cosas; muy generoso con su tiempo, con sus ideas y su arte, y que está conectado con esas luchas comunitarias de forma REAL, no solamente poética, no solamente mandando mensajito, o un WhatsApp o un vídeo, sino que está constantemente trabajando a favor de otros, o de una idea de justicia…él es el ejemplo más claro que te puedo dar.

M: ¿Cómo siente el movimiento feminista luego del #metoo?

R: Yo…creo que está bien…los hombres se han pasado de la raya ya hace tiempo, y hacía falta pegarles un sustito. Pero también, porque tengo muchos amigos que quiero mucho, que son gente muy valiosa, y que entiendo que tienen cosas en su historia que no lucen muy bien ahora, aunque ya hayan crecido, son personas que se comportan de otra forma. Pienso, “¿cómo reaccionaría si le pasa eso a un amigo, que de repente le dicen que tenemos algo aquí que dijiste en el año 1998…” No tengo aún una posición contra una persona por algo que dijo hace veinte años…me consta, porque he visto casos de gente que no piensa igual a veinte años atrás. Que ha madurado y que ha evolucionado como ser humano…que lo agarren y le hagan un #metoo por un error que cometió en un momento de inmadurez…creo que lo de #metoo es bueno, que estoy a favor, que hay que sacarle los papelitos a la gente que ha sido cabrona, pero también entiendo que hay que educar…a nuestros hermanos varones, muchos de ellos a quienes amo, y con quienes trabajo… no puede ser que sea solo joderlos, hay que trabajar por lo justo, para ustedes y pa’ nosotras.

M: El comediante Dave Chappelle decía en su segundo especial de Netflix, en su manera brillante pero a veces repulsiva de decir las cosas, sobre el #metoo, que en algún momento iban a necesitarnos. ¿Usted qué opina?

R: Yo creo que sí. No se logra nada sin las alianzas. Creo en ellas. Y no creo en una segregación entre lesbianas y trans, afros y hombres…lo ideal es que nos juntemos todos y arreglemos esta vaina. A mi me encanta Chappelle, porque tiene el arte. Y su comedia, para mi, sus últimos especiales son obras maestras. El tipo dice cosas que nadie puede decir, pero las dice de una forma tan efectiva y tan problematizada dentro de un chiste, que le aplaudo lo que dice aunque sea una barbaridad.

M: Pero le han dado mucho bate, porque se mete duro con el movimiento LGBTQI…y lo hace muy de frente, pero también de forma muy artística como dice usted. ¿Alguna vez la ha ofendido alguna broma de Chappelle?

R: Nunca. Me río muchísimo. Me parece que la descripción que hace de la comunidad LGBT en el carro es la descripción más perfecta, estricta y cómica que he oído de mi comunidad. Me quito el sombrero.

M: ¿Pero está de acuerdo con lo que dice Chappelle, cuando dice que los gays odian a las lesbianas y que ambos odian a los bisexuales, y que los tres odian a los queers, y así?

R: La comedia es estereotipo. Y los estereotipos funcionan hasta un lugar. Hay cosas que no son así, pero hay cosas que sí. Pequeñas luchas, pequeñas rencillas entre quienes habitamos en esa comunidad, hay algo de verdad.

M: ¿Qué cree que va a pasar cuando termine todo esto? ¿Qué sigue después de esta pandemia?

R: Va a haber unos parties cabrones. Hay que tener cuidado, porque la gente está tan cansada de estar en la casa, tiene tantas ganas de salir a tomarse una cerveza y bailar hasta el amanecer, que creo que va a ser bonito el regreso. Vamos a entender algunas cosas mejor. No quiero ponerme muy auto ayuda, pero creo que el encierro nos ha venido bien.