306: Juliana

Juliana Velásquez nació para estar en el entretenimiento.

Es difícil hacer este tipo de conjuros periodísticos, porque son cada vez más espurios. Además porque, entre más pasa el tiempo, más entendemos que nada está escrito ni destinado a ser, y que todo lo que sabemos de aseveraciones como ésta, proviene de los literatos románticos y surrealistas que han embellecido nuestra lengua con textos fascinantes y fabulosos, que nacieron precisamente en algún lugar del periodismo: la crónica, el reportaje, el informe especial, la entrevista.

Así que tendemos a embellecer a nuestros sujetos de investigación periodística por linaje literario, queriendo hacerle justicia a ciertas licencias poéticas que los antiguos grandes escritores parecieron tomar, no sin antes haber sido plumas disciplinadas de miradas detenidas y acuciosas de la verdad a sus alrededores.

Esto ha degenerado al oficio en una constante lisonja, en particular en el cubrimiento de las artes, y sobre todo del pop, donde un constante poptimismo ha enterrado a la crítica y al rockisml de esas pasadas.

El resultado es una agotadora mirada romántica de los oficios artísticos, que no por bellos o estéticos dejan de ser oficios y por lo tanto, están repletos de vicios. Y ya poco se habla de esos vicios, sino de las virtudes.

De manera que decir que Juliana “nació para estar en el entretenimiento” se siente un poco como un punto de partida romántico sobre una artista en crecimiento. Pero Juliana está en el entretenimiento desde muy pequeña y aunque la idea fue de sus padres, la vocación afloró con esos primeros riegos de su talento.

Creció siendo famosa delante de más de 20 millones de colombianos que la vieron en Club 10 y eso, en otras partes del mundo, sella el destino de una persona: los “child actors” son un fascinante objeto de estudio sociológico, pues terminan molidos por la trituradora de la industria cultural anglosajona. Todos, en algún momento, sucumben a la dr0g4, la d34esi0n, y otros males modernos. Corey Feldman. River Phoenix, Gary Coleman, Drew Barrymore. La lista es interminable.

Juliana decidió girar hacia la música en mitad de la pandemia; su atrevido movimiento la llevó a ganarse el premio Grammy a mejor nueva artista, y le arrebató el galardón a figuras que se perfilaban en el panorama musical latinoamericano con masividad y relevancia cultural, como bizarrap y María Becerra.

Velásquez hizo su debut inspirada en pescadores colombianos perdidos e incurables heridas de amor. Y acaba de lanzar MAR ADENTRO, su tercer álbum, por lo que atendió a algunos medios para promoverlo.

Me fue imposible no preguntarle cómo logra estar tan feliz. Su respuesta es que así ha sido siempre. Pienso en algún momento de la charla que espero, de corazón, que tanta felicidad sea cierta – la mayoría de los artistas a quienes he entrevistado son un manojo de inseguridades y pequeñas miserias internas; algunas de ellas ocultas por la fama desbordante, y otras latentes y agrias como una herida infectada.

La sonrisa que le brota de la cara a Velásquez es una contagiosa sensación de esperanza y fe en un país roto por la desesperanza. En esta charla con ella, reflexiona sobre ese Grammy, cuenta la historia como actriz de Club 10, habla de la muerte de su abuela, de la tusa que produjo la muy íntima “Cóseme”, de enamorarse de un mejor amigo, de ponerse diamantes en los dientes, y de su nuevo Álbum ‘Mar Adentro’.

En este país roto por la falta de fe, es bueno creer que alguien haya nacido para que le vaya bien, o por lo menos, para que sea feliz.

Este programa se emitió el pasado miércoles 8 de noviembre en Canal Trece.

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